Hace casi dos años, el mundo se enteró de la existencia de un nuevo virus. En cuestión de meses, el COVID-19 alcanzó el nivel de pandemia, afectando nuestras vidas en prácticamente todos los aspectos posibles: nuestra salud, nuestro trabajo, nuestros hijos y nuestras relaciones. Es algo en que ninguno de nosotros tuvo opción. Pero una sencilla y eficaz decisión puede darnos el poder para que todo eso quede en el olvido.
Las vacunas son nuestra mejor opción. Hace un año, empezamos a vacunar a nuestros colegas de la Lehigh Valley Health Network. Para nuestro personal de primera línea, ese momento provocó lágrimas de alivio y la esperanza de que el calvario del COVID-19 llegara a su fin, ya que ellos habían trabajado incansable y compasivamente, y continúan haciéndolo hasta ahora. Ahora estamos ofreciendo dosis de refuerzo para las personas más vulnerables de nuestra comunidad. A principios de este mes, empezamos a vacunar a los niños de 5 a 11 años.
Las vacunas son sumamente seguras. Y qué bueno, porque son esenciales para mantener la población sana, especialmente los niños. Las vacunas salvan millones de vidas y evitan incapacidades a un nivel inimaginable en el mundo actual. Las vacunas contra COVID-19 han demostrado ser sumamente seguras también, y eso tiene sentido. Utilizan medios naturales para desencadenar la inmunidad, y sin todos los riesgos y complicaciones que conlleva contraer la enfermedad. El virus que causa la infección de COVID-19 es un virus de tipo ARN, y algunas de las vacunas utilizan el ARN para activar la inmunidad.
Cuando te vacunas contra el COVID-19, aunque te enfermes con el virus el cuerpo no va a recibir todo el virus, sino solo pedazos de él. Con las vacunas de ARN, el sistema inmune enfrenta esos ‘pedazos’ de una forma más natural, y esa es una de las razones por las que son más eficaces.
Ninguna vacuna en la historia de la humanidad ha sido 100% efectiva - pero aun así hemos conseguido erradicar enfermedades como la polio y minimizar el contagio de otras, como el sarampión. Las vacunas contra COVID-19 son muy eficaces en la prevención de enfermedades graves y parecen ser también eficaces para prevenir el contagio.
Es posible que escuches de alguien que se vacunó y de todos modos se enfermó con COVID-19. Eso puede ocurrir, como también puede ocurrir con cualquier otra vacuna. En la mayoría de los casos, las personas vacunadas que contrajeron el virus no murieron ni acabaron hospitalizadas a causa del COVID-19.
En cuanto a los niños, algunos padres que están evaluando sus opciones se preguntan: Mi hijo(a) está saludable y no es probable que se enferme mucho y acabe en el hospital con COVID-19. Siendo así, ¿por qué debería vacunarlo(a)?
Hemos visto a niños enfermarse gravemente, e incluso morir, a causa del COVID-19. Las hospitalizaciones pediátricas por COVD-19 se quintuplicaron este verano en todo el estado de Pensilvania. Casi el 30% de los niños hospitalizados no tenían problemas de salud subyacentes. Más niños se han enfermado y muerto por la variante delta que por la gripe (influenza).
La protección también va más allá del propio virus. Los niños se han visto bastante afectados por esta pandemia.
Se han perdido fiestas de cumpleaños, lecciones importantes en la escuela, juegos de soccer, tiempo con sus abuelos. Cada vez que un niño no vacunado se expone al virus, hay que ponerlo en cuarentena, alejándolo de sus amigos y de la diversión.
Además, recordemos que 140,000 niños han perdido a un adulto que les cuidaba - mamás, papás y abuelos - a causa del COVID-19. Las tasas de trastornos de alimentación, depresión y pensamientos suicidas entre los niños están en niveles récord. Los niños son resilientes, pero necesitan estabilidad y esperanza. Aunque el brutal balance de la pandemia repercutirá durante años, ahora tenemos una herramienta segura y eficaz para ayudar a ponerle fin a este sufrimiento.
Lamentablemente, la información falsa que se ha difundido sobre estas vacunas está causando preocupación entre los padres.
En primer lugar, la vacuna no tiene ningún impacto en la fertilidad. No existe evidencia de eso entre los millones de personas que se han vacunado hasta ahora, y no hay ninguna razón biológica por la que pudiera afectar la fertilidad.
En segundo lugar, no se ha podido medir a ningún grado que las vacunas causen daños cerebrales, daños en los órganos ni otros problemas médicos permanentes en los niños. Con o sin vacunas, el riesgo de desarrollar una enfermedad rara es el mismo. Las vacunas protegen a las personas de contraer enfermedades que claramente causan daños graves y duraderos, e incluso la muerte.
El virus que causa COVID-19 es uno de esos virus peligrosos que hay que prevenir con vacunas. Entre los niños, el único efecto secundario raro que se ha observado con las vacunas tipo ARNm es algo conocido como miocarditis, o inflamación del músculo cardíaco. Se ha visto más en niños y varones jóvenes que en niñas - pero no es nada común. Es algo increíblemente raro - y casi siempre desaparece por sí solo. Los datos demuestran que es más probable contraer miocarditis después de enfermarse con COVID-19 que después de recibir la vacuna.
Algunas personas no vacunadas le temen a los efectos secundarios y las reacciones alérgicas. Un estudio reciente, auspiciado por el Instituto Nacional de Alergias y Enfermedades Infecciosas, reveló que el riesgo de sufrir una reacción alérgica grave es de ocho en 1 millón. Los expertos coinciden en que la posibilidad de sufrir fiebre, escalofríos y otros efectos secundarios menores supera por mucho el riesgo y las molestias de contraer la enfermedad.
Las vacunas contra COVID-19 ofrecen una opción sorprendente y segura para que todos nosotros reanudemos una vida cotidiana más normal y protejamos a la gente que queremos y de la que dependemos.
Al hacer tus planes de fiesta y de viajes - incluye vacunarte contra el COVID-19 y la gripe (influenza).
Vacunándonos, podemos colectivamente tener un gran impacto y salir de esta pandemia para entrar en una temporada endémica más normal, en la que el COVID-19 todavía estará presente, pero será mucho más manejable.